Sergio Peraza Ávila compartió parte de su vida y trayectoria; en la imagen , durante un viaje a Francia
Entre arcilla desde niño
Recuerda Sergio Peraza Ávila su infancia e inicios
Miércoles, 28 de mayo de 2014 – Edición impresa
Hijo del escultor yucateco, Humberto Peraza Ojeda, el también escultor Sergio Peraza Ávila recordó su infancia, que vivió en medio de la arcilla con la que su padre trabajaba todo los días.
Ahora, Peraza Ávila, además de sus esculturas, divide su tiempo al impartir charlas acerca de la espiritualidad del artista, sus retos y su trayectoria personal.
En una entrevista publicada en el sitio voces.huffingtonpost.com, el escultor compartió su forma de ver la vida y cómo ésta va de la mano con con el arte.
“Me inspira la amistad, la literatura, los conciertos de música en vivo, conocer directamente otras culturas, dejar un testimonio dibujado de lo que aprendo en mis recorridos por museos del mundo. Me inspira la historia de mis predecesores, los grandes maestros de la escultura mundial, me inspira un hermoso y centenario árbol que lo mueve el viento; y de manera un tanto distinta, me inspira ver volar sobre mi cabeza un gigantesco jumbo-jet”, dijo el artista, nacido en la Ciudad de México.
Con el ejemplo de su papá y de su madre, Angelina Ávila Montoya, Sergio Andrés Peraza adquirió el gusto por el arte desde una temprana edad.
“Los primeros recuerdos de mi infancia feliz los evoco dibujando y jugando con arcilla, llenándome las manos con arcilla; había mucha a mi alcance, porque cuando yo empecé a caminar, mi papá ya era un escultor reconocido con su taller en casa y con mucho trabajo. Mi mamá me inculcó siempre el gusto por la música y la lectura, crecí rodeado de libros y de todo su amor. Mi papá me mantenía ocupado poniendo a mi alcance acuarelas y papel para pintar, conforme fui creciendo también me ponía a armar aviones y barcos a escala. Luego ya me fue enseñando lo más importante de mi vida, la escultura.
Abre su propio camino
Para desarrollar sus habilidades artísticas, el artista platicó a la página que fue discípulo de su padre durante 20 años, y luego de terminar estudios en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, decidió emprender su propio camino.
“Me fui a Europa, conocí a otros maestros, otros talleres, trabajé duro para sobresalir en Francia como artista, para tener reconocimientos y exposiciones. También viajé a Estados Unidos para hacer varios talleres y capacitarme por cuenta propia en la vida del arte. Comencé a tener encargos profesionales y con todo ese constante movimiento, cimenté las bases de lo que hoy sigo haciendo que es vivir de mi escultura, hago lo que más me gusta”.
Ahora, ya con renombre, Peraza Avila gusta de compartir sus experiencias y sus conocimientos a lo largo de los años a través de conferencias y charlas.
“A todos les he hecho trabajar a mi modo, con el rigor que a su vez me enseñó mi padre, y con rasgos de la sabiduría que me compartió mi maestro el pintor Raúl Anguiano (1915-1996)”.
Por último, compartió un consejo con la página: “No hay tiempo para esperar que alguien nos resuelva algo, nosotros estamos parados solos sobre el escenario de la vida y, no hay mañana; la función es hoy”.
En sus propias palabras
Sergio Peraza Ávila
“En la actualidad ya tengo un estilo que me caracteriza. Una forma de hacer las esculturas a mi modo. Lo que buscan mis clientes es que con mi profesionalismo y corazón, yo desarrolle una obra de arte que trascienda las modas y los siglos por venir”.
“Yo aprendo mucho de la gente con la que me relaciono, tal vez a veces piensen que soy algo inmaduro por hablarles de mis sueños audaces y perspectivas de la vida. A pesar de tantas tormentas terribles que he padecido, las he superado y he logrado realizar esos sueños, quizás eso sea parte de lo que pueda yo trasmitir, ser positivo y tener confianza en lo que hago”.
“Me gustan los retos, terminar un proyecto y ya tener encima otro, con el tiempo corriendo con esa incertidumbre de cómo se van a dar las cosas”.
Publicado en el periódico “El Diario de Yucatán” 28/5/14
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