En el año 2000 conocí al Arqueologo Felipe Solis, cuando presente mi exposición “De animas y Perros ” en el Museo del Templo Mayor.
Esa exposición dedicada al perro Xoloitzcuintli estaba enmarcada por el festival de día de muertos y por una serie de conferencias donde se relacionaban el mito, la arqueología, el arte, la zoología, literatura y la muerte. Lo conferencistas convocados fueron Mario Bellatin, Pablo Boullosa, Manuel Rangel, Raúl Anguiano, Felipe Solis y yo.
Solis eligió hablar de la escultura mexica dedicada a la muerte, pero también abordó el tema del viaje al inframundo y el xoloitzcuintli y el Dios Xolotl.
Luego de su conferencia, me dijo que el también tenia de mascota un perro xolotzcuintli llamado “CHOLO” y elogió mis esculturas y pinturas, le gustó mucho mi propuesta de “XOLO ARTE” ,
Felipe Solis fue hasta su muerte Director del Museo Nacional de Antropologia, y cada vez que yo iba al Museo pasaba a saludarlo, en un par de ocasiones el tenía invitados especiales y me juntaba yo con las comitivas. en otra ocasión me acompaño a recorrer la sala mexica en donde me ilustró con detalle sobre las esculturas y sus más recientes investigaciones, estaba preparando un libro sobre ese tema.
Así fue pasando el tiempo, hasta que un dia mi amigo y Maestro el Pintor Raul Anguiano me pidió que lo llevara con Felipe Solis ya que estaban remodelando la sala Maya del Museo, y quería comentarle sobre su mural “La creacion del Hombre Maya”.
No se habían tratado personalmente, fué para mí un honor haberlos presentado.
En esa ocasión , Anguiano aprovechando que luego de la cita dibujaríamos en el museo, llevaba su libreta sacó lapiz y allí mismo le hizo un dibujo de perfil retratando a Solis en breves trazos.
Le dijo” Lo invito a mi estudio en Coyoacán, su perfil me es muy interesante y quisiera hacerle un retrato al oleo” y remató Anguiano incluyéndome ” Tú puedes hacerle un busto, para tu colección de personajes de la cultura”
Nos despedimos y Felipe Solis quedó en llamarle a Anguiano para agendar cita.
Siempre le estaré agradecido a Felipe por que dió órdenes para que los guardias de seguridad que trabajaban para la exposición inolvidable “Faraon, el culto al sol en el antiguo Egipto” me permitieran entrara sin hacer esas largas filas y ademas que me permitieran y dieran facilidades para que yo dibujara copiando las esculturas egipcias en mi libreta de artista.
En ocasión de una cena de gala que le hiciera el entonces presidente Vicente Fox al presidente de Austria, en Los Pinos, coincidí con muchos otros artistas e intelectuales entre los que estaba Felipe Solis, allí le pregunté si ya le había llamado a Anguiano, a lo que me contestó que había estado muy ocupado y que le halagaba la propuesta, pero su agenda no le permitía tregua.
Pasó el tiempo y mis visitas al museo cada vez con menor frecuencia. Y ocurrió algo triste para todos, la muerte de Raul Anguiano en 2006.
Fue velado de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes y allí mismo entre la multitud de asistentes, Felipe Solis le dio el pésame a la viuda de Anguiano y nos saludamos.
Me confesó que estaba muy triste y arrepentido porque no le hizo esa llamada a Anguiano para ir a su estudio. Lo lamentaba profundamente.
Me dijo… “Bueno para que esto no pase otra vez, de una vez quedamos y tú me haces mi busto, como nos lo recomendó Anguiano de una vez, la próxima semana te llamo, para hacer la cita”
Y así fue como inicié ese trabajo , que fue muy interesante porque yo llegaba a la oficina de Felipe Solis con mi plastilina y él posaba mientras atendía llamadas reciba gente importante, y una que otra visita “oficial” fui dando forma al retrato en plastilina.
Hicimos un trato Felipe y yo, en relación al pago de mis honorarios del busto, una parte en efectivo y otra me la pagaría con libros de arqueología (ya que en ese tiempo, estaba yo construyendo mi biblioteca personal).
Pero el destino lamentablemente no permitió que completara la lista de los libros que acordamos ni que tuviéramos más charlas, Felipe Solis falleció poco tiempo después de que yo le entregara terminado su busto en bronce , y la arqueología mexicana perdió para siempre a uno de sus sabios.
Me queda el grato recuerdo de áquella mañana que le llevé terminado ya en bronce el busto.
En su oficina, secretarias y colaboradores estaban muy ansiosos de conocer mi trabajo acabado.
Llegué temprano y lo acomodamos en su escritorio, le puse una tela encima y cuando entró Felipe, venía cargando cuatro pesados libros para mí.
Estaba contento y satisfecho con mi trabajo, charlamos de muchas cosas y me despedí, recuerdo que me acompañó hasta la puerta del Museo, no olvidaré su sonrisa porque además de esos libros le sumó otros dos que tenía en su oficina, y yo salí muy cargado, le dije “pesan más que el busto ” y él me dijo, ” No es nada, aún te faltan otros…. para la próxima,”
Fue la última vez que lo vi.
Regresé a mi casa, y al abrir mi nuevo libro “El Imperio Azteca” me encontré la siguiente dedicatoria: Con toda mi estimación a Sergio Peraza, Autor de la escultura el “Cholo y yo” Felipe Solis, Enero 2008
Sergio Peraza
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