El Taller es un microcosmos social regido por leyes propias. El Trabajo del artesano (escultor) rara vez es solitario y tampoco es exageradamente especializado como en la industria. Su jornada no está dividida por un horario rígido sino por un ritmo que tiene más que ver con el del cuerpo la sensibilidad que con las necesidades abstractas de la producción.
En el taller se puede conversar, se silba, se canta, se escucha música diversa, es un ambiente agradable.
Es revelador que a pesar de su naturaleza el taller artesanal no haya servido de modelo a ninguna de las utopías de Occidente.
No pienso, claro que el taller de los artesanos sea la imagen de la perfección: creo creo que su misma imperfección nos indica cómo podríamos humanizar a nuestra sociedad: su impefección es la de los hombres, no la de los sistemas.
Su jerarquía no está fundada en el poder sino en el saber hacer: maestros, oficiales, aprendices: en fin el trabajo artesanal es un quehacer que participa también del juego y de la creación.
Después de habernos dado una lección de sensibilidad y fantasía, la artesanía nos da una de política.
Octavio Paz. ( Los Privilegios de la vista I)
Sergio Peraza dirige a sus aprendices en el taller de fundición 2007.
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